¿Por qué debería ser prioritaria la higiene del aire ambiental incluso después del coronavirus?

Los más beneficiados de un aire ambiental higiénico son los grupos de riesgo

Una persona adulta respira diariamente un mínimo de 10 000 litros de aire. La mayor parte en espacios cerrados, en los que pasa aproximadamente el 90 % de su tiempo. Precisamente las poblaciones con alta sensibilidad a la contaminación del aire, como los niños pequeños, las personas mayores y las personas con afecciones cardíacas o pulmonares, pasan un tiempo superior al promedio en espacios cerrados. El aire ambiental, p. ej. en el lugar de trabajo o en la vivienda, tiene una carga de sustancias nocivas entre dos y cinco veces superior al "aire fresco".

El coronavirus ha dejado patente la influencia que tiene el aire en nuestro bienestar físico y nuestra salud. Por tanto, incluso una vez superada la pandemia de coronavirus, debe darse gran importancia al aire ambiental y a su pureza. Con ayuda de equipos de filtrado de aire podemos decidir qué sustancias entran en nuestro cuerpo y cuáles acabarán en los filtros.

Los virus provocan altas tasas de infección estacionalmente

Solo los virus del resfriado y la gripe comprenden 200 clases de diversas familias de virus, como por ejemplo coronavirus, rinovirus, virus de la influenza y adenovirus. Estos agentes patógenos tienen distinta resistencia frente a las influencias externas como la temperatura, la humedad del aire y la radiación solar. Por este motivo, muchos de ellos, como la gripe y el norovirus, aparecen de forma cíclica, es decir periódicamente durante una estación del año. La estacionalidad de los virus se diferencia por regiones; en el hemisferio norte, las enfermedades infecciosas respiratorias aparecen con más frecuencia en otoño e invierno. En Alemania se infecta durante una epidemia de gripe aproximadamente entre el 5 % y el 20 % de la población con un virus de la gripe.

Además de las superficies contaminadas como los picaportes de las puertas, el principal medio de transmisión de muchos agentes patógenos es el aire. Se propagan en grandes gotas que pueden desencadenar una infección al contacto con las mucosas, o bien en aerosoles. Debido a su reducido tamaño de menos de 5 micras, los aerosoles no caen directamente al suelo. En lugar de eso flotan en el aire, se desplazan a otros espacios a través de los remolinos y movimientos de aire y pueden ser peligrosos incluso transcurridas varias horas. Todas las personas emiten gérmenes al aire de su entorno: con un estornudo, una persona arroja aproximadamente 40 000 partículas al aire, al toser son 710 y por cada palabra hablada 36. Los equipos de filtrado de aire separan esas partículas del aire ambiental y reducen el riesgo de contagio por virus transportados por el aire, especialmente en espacios con mucho flujo de personas. Por eso en muchas consultas médicas se instalan equipos de filtrado de aire durante la temporada de resfriados y gripe, para que los pacientes no se contagien entre sí. Los equipos de filtrado de aire también pueden proteger de los contagios durante esta temporada en otros espacios, por ejemplo en lugares de trabajo como salas de control.

Cuanto más pequeño sea el polvo fino, más profundamente penetra en las vías respiratorias

El polvo fino del aire ambiental también puede representar un riesgo para la salud. Se produce en procesos de combustión, o bien directamente como en una planta energética, un sistema de calefacción o el tráfico motorizado (polvo fino primario), o bien como producto de sustancias precursoras gaseosas como el óxido de azufre y de nitrógeno (polvo fino secundario). Por lo tanto, la concentración de polvo fino es especialmente alta en las grandes ciudades, sobre todo en los cruces muy transitados. El polvo fino se clasifica según su tamaño:

• PM (partículas en suspensión) 10 tiene un diámetro aerodinámico de un máximo de 10 micras.
• PM 2,5, con un diámetro de 2,5 micras como máximo, penetra hasta los bronquios y los alveolos pulmonares.
• PM 0,1 designa el polvo ultrafino con un diámetro de menos de 0,1 micras, que puede penetrar hasta el tejido pulmonar y en la circulación sanguínea.

Cuanto más pequeño sea el polvo fino, más peligroso es para las personas. Las partículas que se depositan en los bronquios son transportadas por lo general rápidamente fuera del pulmón. Por el contrario, en los alveolos pulmonares, el polvo fino puede fijarse durante meses o años, allí tiene una vida media de 400 días. Además de síntomas leves como irritaciones de las mucosas, el polvo fino puede desencadenar o potenciar enfermedades graves como asma, bronquitis, infartos, apoplejías y cáncer de pulmón.

La concentración de polvo fino en Alemania disminuye continuamente, aunque sigue sin tener un valor inocuo para la salud. Al contrario: el Ministerio Federal de Medio Ambiente estima que entre 2007 y 2015 fallecieron prematuramente un promedio anual de unas 45 000 personas por daños a la salud provocados por el polvo fino. Estudios epidemiológicos del medio ambiente revelaron además que las personas en Europa mueren de media 8,6 meses antes debido a la concentración de polvo fino PM 2,5. Con la ayuda de filtros de polvo fino es posible contrarrestar los riesgos para la salud que este supone. Incluso en espacios de trabajo en un entorno con alta concentración de polvo fino, o en una calle muy transitada, o en la proximidad de procesos de combustión industriales, es posible conseguir una elevada higiene del aire ambiental utilizando filtros.

Las casas energéticamente eficientes impiden la "corriente natural"

Muchas contaminaciones del aire se introducen en los espacios interiores. Las personas traen virus y bacterias, el polvo fino penetra a través de las ventanas abiertas. Además hay impurezas que quedan aisladas en los propios espacios interiores. Por ejemplo, los materiales de construcción sintéticos, los pesticidas o los productos de limpieza corporal o del hogar, emiten sustancias nocivas al aire ambiental. Dado que las casas cada vez se construyen más eficientes energéticamente, ya no se produce ninguna corriente natural y las evaporaciones químicas se quedan en el aire ambiental.

El moho irrita las mucosas, puede provocar enfermedades respiratorias y manifestarse en síntomas como dolor de cabeza, dificultad para concentrase y sensación de fatiga. Incluso sin la presencia evidente de moho, el aire ambiental puede estar contaminado con esporas. El pelo de los animales domésticos y las partículas de su piel así como el polen pueden desencadenar alergias, provocar tos y estornudos, o dificultades respiratorias. Los equioos de filtrado de aire atrapan estas impurezas y reducen el riesgo de efectos nocivos para la salud. La solución a largo plazo es no obstante el control del origen de las impurezas del aire (p. ej. eliminar el moho y utilizar productos de limpieza inocuos).

Los equipos de filtrado de aire están resultando muy útiles durante la pandemia frenando los casos de infección en espacios con muchas personas. Demuestran en una situación extrema lo que también pueden hacer en casos normales. Liberar el aire ambiental de impurezas y proteger así la salud de quienes se encuentren en los espacios cerrados. Además, una buena higiene del aire ambiental mejora el bienestar. Por ejemplo, cada vez se investiga más la relación entre la pureza del aire ambiental y el rendimiento de las/os estudiantes y el personal administrativo.