Reducción de la diseminación de nieve artificial con equipos enfriadores de nieve

En los Alpes ya no es posible prescindir de la nieve artificial

Cuando no cae suficiente nieve en las zonas de esquí, muchas estaciones recurren a equipos técnicos. Los cañones y lanzas de nieve pulverizan agua en finas gotas y la expulsan con una corriente de aire sobre la pista, donde se depositan en forma de nieve artificial. Hace tan solo unas décadas, la técnica se utilizaba únicamente para corregir los depósitos de nieve en zonas bajas con poca nieve o para preparar pistas destinadas a competiciones deportivas. Con los años, esta medida de corrección ha evolucionado hasta convertirse en algo normal: En toda la región alpina, las estaciones de esquí apuestan por la nieve artificial para hacer posible una temporada lo suficientemente larga.

Una estación de esquí es rentable a partir de una temporada de unos 100 días, lo que supone un desafío en las zonas bajas. Por este motivo, en Austria se disemina nieve artificial en el 70 % de las pistas de esquí alpinas, en Italia hasta el 87 %. También en zonas de esquí alemanas fuera de los Alpes las empresas explotadoras dependen de la nieve artificial, como en el Eifel, el Sauerland o en la Selva Negra. El cambio climático desplaza el límite de altura a partir del que cae suficiente nieve natural durante toda la temporada de esquí. Los equipos de nieve artificial serán cada vez más necesarios para continuar atrayendo al turismo de esquí. Al mismo tiempo, el impacto medioambiental de la diseminación de nieve artificial es cada vez más controvertido.

Impacto económico y medioambiental elevado debido a la diseminación de nieve artificial

La diseminación de nieve artificial de una hectárea necesita 3 millones de litros de agua por temporada. Para el suministro puntual de semejante cantidad de agua se necesitan infraestructuras especiales, como estaciones de bombeo y depósitos de almacenamiento. Solo en Austria hay más de 450 de estos lagos artificiales. Esta elevada necesidad de agua entraña además el riesgo de escasez de suministro en las comunidades adyacentes. Además, la producción de nieve artificial es un procedimiento de alto consumo energético. El agua proporcionalmente caliente de los embalses debe enfriarse antes de introducirla en los cañones de nieve. Estos a su vez deben calentarse eléctricamente para evitar que se congelen.

El consumo energético de estos y otros factores se eleva hasta los 15 000 kWh por hectárea y temporada. Debido a que hoy en día las empresas explotadoras utilizan los cañones de nieve también durante el día, y por tanto no pueden beneficiarse de la tarifa eléctrica nocturna más económica, la producción de nieve artificial va acompañada de unos costes considerables. Un metro cúbico de nieve artificial cuesta a la empresa explotadora entre 3 y 5 euros. Además del alto consumo de energía y agua, los cañones de nieve implican otros impactos medioambientales, como por ejemplo el ruido, que molesta a la fauna salvaje durante su hibernación.

Hoy en día es prácticamente imposible renunciar a la diseminación de nieve artificial. No obstante, esta debería utilizarse únicamente allá donde sea estrictamente necesaria. Por lo tanto, el enfriamiento de la nieve se presenta como una solución complementaria para ciertas zonas.

Los serpentines de refrigeración retrasan la descongelación de la nieve

Un enfriador de nieve se compone de un equipo de refrigeración de nieve y serpentines de refrigeración que se colocan en el suelo. Por los serpentines de refrigeración circula un refrigerante (p. ej. glicol) que refrigera la nieve mediante los serpentines. De este modo se consigue que la nieve se mantenga durante más tiempo y se reduce considerablemente la necesidad de diseminar nieve en la zona enfriada. Un enfriador de nieve es apto para la nieve natural y artificial, también se puede instalar en laderas. Mientras que los serpentines de refrigeración permanecen en el suelo hasta el final de la temporada, el equipo enfriador puede moverse con facilidad para enfriar otros sistemas de tubos. El equipo enfriador lleva un adaptador para vehículo de preparación de las pistas que facilita el transporte en la montaña. Aparte del suministro eléctrico no es necesario preparar ninguna infraestructura para utilizar el equipo enfriador.

El enfriador de nieve es especialmente adecuado para zonas pequeñas

El enfriador de nieve es adecuado para zonas con espacios limitados especialmente sensibles. Por ejemplo, un sistema de enfriado puede retrasar considerablemente la descongelación de la nieve en zonas expuestas a muchas horas de sol. En escenarios deportivos o halfpipes es posible crear condiciones de competición estables con ayuda de un enfriador de nieve incluso bajo condiciones climáticas no óptimas. En las rampas de esquí el enfriador es apropiado para las zonas de salida. Su utilización en la zona del elevador contribuye además a que la superficie de nieve no se derrita pese al paso constante de personas. El enfriado asegura una superficie de nieve estable también en los elevadores infantiles en zonas bajas, en hoteles, o en zonas de demostración.

Una buena practicablidad gracias a la capacidad de enfriado de distribución inteligente

Para una practicabilidad segura y cómoda, el enfriado de una superficie de nieve debe realizarse de forma profesional. Por un lado, la capacidad de enfriado debe ser suficiente para producir las mismas condiciones de nieve a cualquier distancia de los serpentines de refrigeración y evitar que se formen ondas. Por otro lado, la nieve no debe enfriarse hasta el punto en que se hiele. Por encargo de FrigorTec, el Instituto Suizo para la Investigación de la nieve y las avalanchas ha identificado factores relevantes que son importantes para una buena practicabilidad y que se pueden optimizar con ayuda del enfriado de la nieve (p. ej. la distancia de los serpentines de refrigeración y la temperatura del refrigerante).

Con un equipo enfriador de nieve, las empresas explotadoras pueden reducir puntualmente la necesidad de diseminación de nieve en sus estaciones y asegurar una buena practicabilidad en todo momento. Con ello pueden ahorrar en costes de agua y energía así como reducir el impacto medioambiental al mínimo necesario. El ahorro efectivo de energía depende entre otros factores de la temperatura del agua, la radiación solar y las cantidades precipitadas en el lugar.